Evaluación de los Niños Tratados en Nuestro Medio con Infusión Subcutánea Continua de Insulina

Autores: 
  • González de Buitrago Amigo J.: Servicio de Pediatría. Hospital San Pedro de Alcántara (Cáceres).
  • Arroyo Díez FJ.: Servicio de Pediatría. Hospital Universitario Materno-Infantil y Perpetuo Socorro (Badajoz).
  • Izquierdo Martín A.: Servicio de Pediatría. Hospital San Pedro de Alcántara (Cáceres).
  • Tejado Balsera JJ.: Servicio de Pediatría. Hospital Universitario Materno-Infantil y Perpetuo Socorro (Badajoz).
  • Fuentes Bolaños N.: Servicio de Pediatría. Hospital Universitario Materno-Infantil y Perpetuo Socorro (Badajoz).
  • Núñez Estévez M.: Servicio de Pediatría. Hospital Universitario Materno-Infantil y Perpetuo Socorro (Badajoz).
Tipo de artículo: 
Originales
Resumen: 

Objetivos: Analizar diversos aspectos epidemiológicos de la población infanto-juvenil con diabetes mellitus tipo 1 (DM1) en la que se inicia tratamiento con ISCI en las Unidades de Endocrinología Pediátrica de Cáceres y Badajoz, así como valorar la eficacia y características de esta terapia.
Pacientes y Métodos: Estudio analítico, observacional y retrospectivo de pacientes en los que se ha iniciado tratamiento con ISCI entre marzo de 2009 y diciembre de 2012. Analizamos indicaciones de esta terapia, HbA1c, dosis de insulina diaria, evolución del índice de masa corporal, número de controles glucémicos capilares diarios y complicaciones derivadas del tratamiento con bomba.
Resultados: De 283 pacientes con DM1 en seguimiento durante el tiempo de estudio, se instauró tratamiento con ISCI en 44 (27 niñas y 17 niños), con una edad media de 5,4 años (1,08-16,1 años) y un tiempo medio de evolución de la enfermedad de 3,83 años. Las indicaciones que motivaron el inicio de ISCI fueron hipoglucemias frecuentes en 36 pacientes (81,8%), inestabilidad glucémica en 25 (56,8%), bajas necesidades de insulina en 7 (15,9%), necesidad de flexibilizar horarios en 6 (13,6%), mal control metabólico en 5 (11,4%) y fenómeno del alba en 3 (6,8%). La HbA1c media previa fue de 7,08 %, 7,03% al año de ISCI, 6,98% a los 2 años y 6,96% a los 3 años, sin encontrarse diferencias significativas, aunque sí mejoró la HbA1c en 3 de los 5 pacientes en los que la indicación fue el mal control metabólico. La dosis de insulina diaria requerida fue menor durante el tratamiento con ISCI en comparación con múltiples dosis de insulina (MDI), aunque sin alcanzar la significación estadística. En todos los casos, salvo uno, se mantuvo la terapia con bomba, expresando las familias mejoría en la calidad de vida. Registramos dos episodios de cetosis, sin acidosis, secundarios a obstrucción del equipo de infusión, que precisaron asistencia en Urgencias.
Conclusiones: El tratamiento con ISCI resulta en nuestro estudio ser igual de efectivo que el tratamiento con MDI en términos de HbA1c. El tratamiento mediante ISCI puede considerarse como una adecuada alternativa al tratamiento con MDI del que se pueden beneficiarse un número importante de niños con DM1 independientemente de su edad o tiempo de evolución de su enfermedad si previamente son bien seleccionados para dicho tratamiento.

Objective: In this study, we aimed to analyse the demographic and clinical characteristics of a population of children with type 1 diabetes mellitus (DM1) treated with continuous subcutaneous insulin infusion (CSII). The efficiency and other characteristics of the therapy were also evaluated.
Methods: Retrospective observational study of patients attending the Paediatric Endocrinology Unit of Caceres and Badajoz, Spain, who started treatment with CSII between 2009 and 2012. The following variables were assessed: indication for treatment, HbA1c, daily insulin requirement, change in body mass index, daily frequency of capillary blood glucose measurements and complications of the pump system.
Results: From a total of 283 children with DM1 under follow-up during the study period, 44 started treatment with ISCI (27 females, 17 males). Mean age at treatment initiation was 5.4 years (1.08 – 16.1 years) and mean disease duration was 3.83 years. Indications for treatment were as follows: frequent hypoglycaemia in 36 cases (81.8%), glycaemic instability in 25 (56.8%), low insulin requirements in 7 (15.9%), inadequate metabolic control in 5 (11.4%), need for more flexible schedule in 6 (13.6%), and dawn phenomenon in 3 (6.8%). Mean HbA1c levels were 7.08% before treatment, 7.03% after one year of treatment, 6.98% after two years and 6.96% after three years. No significant differences were observed in terms of HbA1c levels before and after CSII; however, HbA1c levels improved in 3 out of 5 patients with an inadequate metabolic control pre-treatment. Daily insulin requirements decreased during CSII therapy as compared to multiple daily injections (MDI), although this change was not statistically significant. All patients except one continued on CSII therapy during the study period, with their relatives reporting an improvement in the quality of life. Two ketosis episodes, without acidosis, secondary to obstruction in infusion system, were observed in two patients who required assistance in Emergency Service.
Conclusions: Our study suggests that CSII may be as effective as MDI in terms of glycaemic control as measured by HbA1c levels. CSII may be considered as an adequate treatment alternative to MDI in previously selected patients with independence of age or illness evolution time.

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Key words: adolescents, children, continuous subcutaneous 

insulin infusion, type 1diabetes mellitus.

Introducción

Los resultados del Diabetes Control and Complica-

tion Trial (DCCT)

 (1,2)

 y posteriormente,  los del Epide-

miology of Diabetes Interventions and Complications 
(EDIC) study

 (3)

 demostraron claramente la importancia 

de mantener cifras de glucemia cercanos a la normali-
dad para evitar las complicaciones microvasculares  que 
aparecen en las personas con diabetes mellitus tipo 1 
(DM1). El estudio DCCT evidenció que el grupo de ado-
lescentes también podía beneficiarse del buen control 
metabólico y que esos beneficios se mantenían incluso 
muchos años después de terminar el estudio a pesar de 
que su control metabólico después del ensayo empeo-
rase

 (4)

. En consecuencia, los objetivos del tratamiento 

en niños y adolescentes con DM1 desde ese momento 
fueron conseguir unos niveles de glucemia y hemoglo-
bina glicosilada (HbA1c) lo más cercanos a la normali-
dad desde el inicio de la enfermedad. 

Sin embargo, en la fase inicial del DCCT se comunicó 

un evento de hipoglucemia grave por paciente y año en 
el grupo de adolescentes; un 39% de ellas con convul-
siones o coma

 (3)

. Las frecuentes hipoglucemias asocia-

das a un control metabólico estricto suponían un factor 
limitante para conseguir los objetivos marcados. El ob-
jetivo del tratamiento de la diabetes debe ser, por tanto, 
conseguir y mantener un adecuado control metabólico, 
minimizando el riesgo de hipoglucemia, para impedir o 
retrasar la aparición de las complicaciones crónicas, 
procurando la mejor calidad de vida posible. 

Para conseguir el óptimo control metabólico de los 

pacientes con DM1 se requiere una terapia de sus-
titución insulínica que se parezca lo más posible a los 
perfiles que de esta hormona tienen los individuos sin 
diabetes consistente en una secreción continua de in-
sulina entre comidas (secreción basal) y una secreción 
aguda en respuesta a los alimentos (secreción prandial)
Esta forma de tratamiento insulínico, también llamada 
terapia basal-bolo, puede llevarse  cabo mediante múlti-
ples inyecciones diarias de insulina (MDI) o bien medi-
ante el empleo de infusión subcutánea continua de in-
sulina (ISCI). 

 Los primeros estudios con ISCI en pacientes con 

DM1 a finales de los 70, si bien realizados en un número 
reducido de pacientes y durante períodos de tiempo 
muy limitados, pusieron de manifiesto la viabilidad de 
esta terapia

(5, 6, 7)

. En los años 80, la experiencia en adul-

tos y adolescentes demostró que era bien tolerada y 
permitía disminuir los valores de HbA1c, el número de 
hipoglucemias y mejorar la calidad de vida del paciente. 
Las limitaciones técnicas de los primeros modelos de 
bomba y la falta de implicación de los clínicos fueron 
los principales obstáculos para generalizar su uso en ni-
ños y adolescentes.  El uso de la terapia con bomba de 
insulina continuó siendo muy minoritario hasta que las 
mejorías técnicas introducidas a partir de los años 90 
consiguieron hacer de ellas un tratamiento más fácil y 

seguro. Estas mejoras, junto con los resultados obteni-
dos en el DCCT, propiciaron que el empleo de la ISCI se  
extendiera a adolescentes y, posteriormente, a niños de 
menor edad. De hecho, los pacientes pediátricos con-
stituyen hoy en día el segmento poblacional con DM1 
que experimenta mayor incremento en la instauración 
del tratamiento con ISCI

 (8)

.

En la actualidad hay un incremento ostensible en la 

demanda de este tipo de terapia pero con una extraor-
dinaria y sorprendente diferencia entre la proporción 
de pacientes con DM1 tratados con ISCI en España 
en comparación con otros países de nuestro entorno. 
Mientras que en nuestro país apenas llega al 3-4%, el 
porcentaje de pacientes tratados con ISCI en Italia es 
del 12% y en Holanda, Francia y Alemania se sitúa alre-
dedor del 20%. Solamente superamos las cifras de Por-
tugal y Rusia y estamos por debajo del porcentaje medio 
de uso en la Unión Europea

 (9, 10)

El objetivo de nuestro estudio es analizar diversos as-

pectos epidemiológicos de la población infanto-juvenil 
con diabetes mellitus tipo 1 (DM1) en la que se inicia 
tratamiento con ISCI en la Unidades de Endocrinología 
Pediátrica de Cáceres y Badajoz, así como valorar la efi-
cacia y características de esta terapia.

Pacientes y Métodos

Realizamos un estudio observacional, analítico, longi-

tudinal y retrospectivo en las Unidades de Diabetes In-
fanto-Juvenil de los hospitales de Cáceres y Badajoz. 
Fueron seleccionados aquellos pacientes con DM1 que 
durante el período de tiempo comprendido entre marzo 
de 2009 y diciembre de 2012 iniciaron tratamiento con 
ISCI. De un total de 283 pacientes que a lo largo de di-
cho período fueron seguidos en las consultas de am-
bos hospitales, se instauró terapia con bomba infusora 
de insulina en 44.  Exceptuando dos pacientes en los 
que el tratamiento con ISCI se inició ya durante la hos-
pitalización en el momento del debut, todos los pacien-
tes incluídos en el estudio habían realizado previamente 
tratamiento intensivo con múltiples dosis de insulina, 
incluyendo análogos de acción prolongada (glargina o 
detemir) y de acción rápida (aspart, lispro o glulisina), 
siendo este último el empleado en la bomba. Las mi-
croinfusoras empleadas fueron los modelos Paradigm® 
(Medtronic) y Accu-Check ® (Roche). Fueron excluidos 
del estudio aquellos pacientes que iniciaron el trata-
miento con ISCI antes y después del periodo citado de 
reclutamiento.

La recogida de datos se efectuó mediante la revisión 

de las historias clínicas de consulta de Endocrinología 
Pediátrica y de hospitalización. Las variables evaluadas 
fueron: edad al debut y al instaurar ISCI, indicaciones, 
HbA1c antes y durante el tratamiento con ISCI, número 
de controles glucémicos capilares al día, requerimientos 
diarios de insulina, evolución del índice de masa corporal 
y presentación de complicaciones graves.

Los motivos de instauración de ISCI recogidos en el 

formulario de solicitud consensuado en la Comunidad 
Autónoma de Extremadura incluyen: 

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– Mal control metabólico (HbA1c elevada), a pesar 

del tratamiento intensivo optimizado con MDI (in-
cluidos análogos de acción rápida y retardada) y 
colaboración apropiada por el paciente.

 

– Inestabilidad glucémica y/o perfil de glucemia caó-

tico (con HbA1c aceptable o buena) a pesar del 
tratamiento intensivo optimizado con MDI (inclui-
dos análogos de acción rápida y retardada) y cola-
boración apropiada por el paciente.

 

– Hipoglucemias frecuentes, inadvertidas y/o limitan-

tes.

 

– Fenómeno del alba imposible de controlar con 

cuatro dosis de insulina.

 

– Necesidad de flexibilizar horarios de inyecciones/

comidas por motivos laborales, etc (salvo si existe 
buen control glucémico/metabólico sin hipogluce-
mias).

 

– Pacientes que hayan utilizado ininterrumpidamente 

una bomba de insulina para el tratamiento de su 
diabetes durante el menos los 12 meses previos.

 

– Planificación de gestación, sin lograr buen control 

en tratamiento intensivo con MDI.

El protocolo de solicitud de tratamiento también re-

coge la posibilidad de especificar otras indicaciones 
según criterio del facultativo. 

Se consideraron criterios para no ofrecer el trata-

miento con ISCI:

 

– Falta de motivación y colaboración del paciente 

y/o su familiar con mala adherencia al tratamiento.

 

– Inestabilidad psicológica y/o falta de expectativas 

realistas.

 

– Problemas familiares o sociales que influyan en la 

actitud hacia la diabetes.

Las determinaciones de HbA1c se realizaron en san-

gre capilar mediante los dispositivos Kit A1CNow+® 
(Bayer)  o DCA 2000+® (Bayer) de acuerdo con la es-
tandarización establecida por el DCCT. En la recogida 
de datos se incluyeron los valores previos al inicio de 
ISCI y, posteriormente, al año, a los 2 años y a los 3 
años. Puesto que la determinación de HbA1c se re-
aliza en consulta con periodicidad trimestral, cada uno 
de los valores recogidos (pre-ISCI, 1, 2 y 3 años post-
inicio ISCI) se obtuvo mediante la media aritmética  de 
tres cifras: la HbA1c correspondiente al momento anal-
izado, la previa (3 meses antes) y la posterior (3 meses 
después) con objeto de que la cifra considerada fuese 
más representativa del momento evaluado.

El índice de masa corporal (IMC), calculado como 

el peso en kilogramos dividido entre el cuadrado de 
la talla en metros, se expresó en desviaciones están-
dar (DE) respecto a la media según tablas de referencia 
para la población española

(11)

.

Se consideraron complicaciones importantes la hi-

poglucemia grave (definida como aquella que cursa 

con disminución del nivel de conciencia) y  la cetoaci-
dosis diabética (glucemia > 200 mg/dl; pH < 7.30 y bi-
carbonato < 15 mEq/L y cuerpos cetónicos positivos 
en sangre y/o orina).

Análisis Estadístico

El análisis estadístico se realizó mediante SPSS sta-

tistical package versión 19.0 para Windows (SPSS, 
Inc., Chicago, IL, USA). Los datos referentes a vari-
ables cuantitativas se expresan como media ± DE y 
los referentes a cualitativas en porcentajes. Se empleó 
la prueba de Student para muestras independientes 
para comparar la cifra de HbA1c, requerimientos de in-
sulina, IMC y número de controles glucémicos capila-
res diarios,  antes y después del inicio de tratamiento 
con ISCI. Se consideró como significativa una p < 0,05. 

Resultados

Durante el período de tiempo abarcado en el estu-

dio (marzo de 2009 a diciembre de 2012) 283 niños 
y adolescentes con DM1 fueron seguidos en nuestros 
servicios. De ellos, en 44 (15,5%), 27 niñas y 17 niños, 
se instauró tratamiento con bomba infusora de insulina. 
La edad media al inicio de la terapia fue de 5,4 años 
(rango: 1,08-16,1 años). El tiempo medio de evolución 
de la enfermedad al inicio de ISCI fue de 3,83 años 
(rango: 0-9,9 años). Dos pacientes, ambos lactantes, 
iniciaron tratamiento con bomba ya en el momento del 
debut. 

De la muestra de 44 pacientes, 27 habían comple-

tado al menos 1 año de tratamiento con ISCI al finalizar 
el período de estudio evaluado, 17 al menos dos años, 
y 10 completaron 3 años. Los dos pacientes que co-
menzaron tratamiento con bomba al debut fueron ex-
cluidos de la comparación de variables pre/post-inicio 
de ISCI. 

Las hipoglucemias frecuentes, inadvertidas y/o limi-

tantes fueron la principal razón para instaurar trata-
miento con ISCI (81,8% de los pacientes). La inesta-
bilidad glucémica supuso el segundo motivo más fre-
cuente (56,8%). Las restantes indicaciones fueron: ba-
jos requerimientos de insulina (15,9%), necesidad de 
flexibilizar horarios (13,6%), mal control metabólico 
(11,4%) y fenómeno del alba de difícil control (6,8%). 
Los datos quedan reflejados en la figura 1

La mayoría de los pacientes cumplían más de uno de 

los criterios para ser incluídos en el tratamiento con ISCI.

La HbA1c media previa al inicio de ISCI fue de 7,08% 

± 0,75. Un año después, la HbA1c media fue de 7,03% 
± 0,76. A los 2 años, fue de 6,98% ± 0,72. Tras 3 años 
de tratamiento con ISCI, la HbA1c media fue de 6,96% 
± 0,70. Si bien existe una tendencia descendente en 
las cifras de HbA1c antes y después de la instaura-
ción de ISCI, la diferencia no alcanza la significación 
estadística (figura 2). No obstante, se constató mejoría 
de la HbA1c en 3 de los 5 pacientes en los que el mal 
control metabólico había sido criterio de indicación.

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Figura 1: Indicaciones de ISCI.

 Figura 2: Evolución de la HbA1c antes y durante ISCI.

PreISCI vs 1 

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PreISCI vs 2 

años

PreISCI vs 3 

años

p

0,947 (NS)

0,073 (NS)

0,737 (NS)

La dosis media de insulina diaria con múltiples dosis 

de insulina fue de 0,89 ± 0,19 U/kg/día. Tras 1 año de 
ISCI, los requerimientos diarios descendieron a 0,78 ± 
0,17 U/kg/día. Al cabo de 2 años, fueron de  0,82 ± 
0,19 U/kg/día. Finalmente, la dosis media en aquellos 
pacientes que completaron 3 años de ISCI fue de 0,79 
± 0,12 U/kg/día. Nuevamente, aunque se observan re-
querimientos menores de insulina en la terapia con ISCI 
en comparación con el tratamiento con múltiples dosis 
de insulina, la diferencia no es estadísticamente signifi-
cativa. 

Figura 3: Evolución de la dosis diaria de insulina 

antes y durante ISCI.

PreISCI vs 1 

año

PreISCI vs 2 

años

HbA1c preISCI 

vs 3 años

p

0,067 (NS)

0,180 (NS)

0,052 (NS)

El índice de masa corporal tras iniciar tratamiento 

con ISCI tampoco se modifica de forma estadística-
mente significativa en los pacientes de nuestra muestra 
al cabo de 1, 2 y 3 años (figura 4).

Figura 4: Índice de masa corporal antes y durante 

ISCI.

PreISCI vs 1 

año

PreISCI vs 2 

años

 PreISCI vs 3 

años

p

0,747 (NS)

0,499 (NS)

0,542 (NS)

El número de controles glucémicos capilares que 

los pacientes se realizan al año de haber iniciado trata-
miento con bomba de insulina es significativamente su-
perior al realizado con la terapia previa de múltiples do-
sis (figura 5). No encontramos diferencias significativas 
a los 2 y 3 años de tratamiento con ISCI. 

Figura 5: Número de controles glucémicos capilares 

antes y durante ISCI.

PreISCI vs 1 

año

PreISCI vs 2 

años

PreISCI vs 3 

años

p

0,001 

0,081 (NS)

0,097 (NS)

En todos los casos se mantuvo la terapia con ISCI 

una vez instaurada con gran aceptación por parte del 
paciente y sus cuidadores, exceptuando el caso de una 
adolescente en la que, tras detectarse un trastorno de 

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la conducta alimentaria, se interrumpió el tratamiento 
con bomba por indicación facultativa, regresándose a 
la terapia con múltiples dosis de insulina. 

Se registraron dos episodios de cetosis, sin acidosis, 

secundarios a obstrucción en el equipo de infusión, no 
resueltos en domicilio y en los que el paciente precisó 
consultar en Urgencias. No se registraron episodios de 
cetoacidosis.  Durante el estudio, ninguno de los paci-
entes incluídos en la muestra analizada presentó una 
hipoglucemia grave. 

Discusión

El objetivo del tratamiento de la diabetes es conse-

guir y mantener un control glucémico lo más próximo 
posible a la normalidad, sin incrementar el riesgo de hi-
poglucemia, para impedir o retrasar la aparición de las 
complicaciones crónicas. 

La terapia con ISCI ofrece en la práctica clínica ac-

tual la manera más fisiológica de aportar esta hormona. 
Permite simular mejor el patrón normal de secreción 
de insulina por la célula beta pancreática con la po-
sibilidad de administrar diferentes tipos de bolos para 
cubrir las diversas ingestas o corregir  hiperglucemias 
ocasionales junto a la liberación continua de insulina 
a lo largo de 24 horas (tasa basal) adaptándola a las 
necesidades cambiantes del paciente. 

El número de niños con DM1 tratados en las Uni-

dades de Diabetes de Cáceres y Badajoz en los últi-
mos 3 años ha sido 283. De estos, 44 han iniciado te-
rapia con bomba de insulina lo que supone un 15,5% 
del total de niños con DM1 (el porcentaje real de pa-
cientes tratados con ISCI en nuestras unidades es de 
hecho superior, pues pacientes que ya habían iniciado 
tratamiento con ISCI antes de marzo de 2009 y aún en 
seguimiento no han sido incluidos dentro del estudio). 
Este porcentaje es muy superior a la media publicada 
para nuestro país, situada en un 3-4% en 2011, y más 
cercano al de  los países de nuestro entorno social y 
cultural

 (9)

. Considerando la evidencia existente basada 

en multitud de estudios, ensayos clínicos y meta-análi-
sis que avalan esta modalidad de terapia, continúa 
siendo llamativa la infrautilización de la misma. Este 
modesto uso de la ISCI en nuestro país  podría atri-
buirse, al menos en parte, a un fenómeno de inercia 
terapéutica

 (11)

.

De acuerdo con el consenso internacional, todos los 

pacientes pediátricos con DM1 son potenciales candi-
datos para la utilización de ISCI, sin limitación debido 
a edad o momento evolutivo de la enfermedad, recay-
endo el inicio de la terapia en la decisión conjunta del 
equipo diabetológico, el paciente y sus cuidadores. En 
nuestro estudio, las hipoglucemias han constituido el 
principal motivo para la indicación de ISCI seguida de la 
inestabilidad glucémica. No obstante, debemos señalar 
el hecho de que aunque ambos motivos constituyen, 
en efecto, indicaciones  reconocidas para iniciar ISCI, el 
paciente y sus cuidadores han de ser apropiadamente 

seleccionados y cumplir una serie de condiciones entre 
las que se incluyen una alta motivación, expectativas 
realistas, adecuado cumplimiento terapéutico, manejo 
de la alimentación por raciones  y determinación fre-
cuente de glucemia capilar. Asimismo, es fundamental 
la disponibilidad de un equipo diabetológico con expe-
riencia en el tratamiento con ISCI 

(13,14)

.

Son ya muchos los estudios que demuestran que 

la utilización de ISCI en pacientes con DM1 se aso-
cia a un descenso en las cifras de HbA1c de 0,3-
0,6% cuando se compara con la administración de 
MDI

(15,16,17,18,19)

. La magnitud de la reducción depende 

de la cifra de partida de HbA1c, siendo los pacientes 
con un valor previo más alto los que experimentan una 
mayor disminución

(21)

. La mayoría de las publicaciones 

sobre ISCI en la edad pediátrica son estudios no alea-
torizados que, como en nuestro trabajo, analizan di-
versas variables (HbA1c, IMC, frecuencia de hipogluce-
mias…) al pasar del tratamiento con MDI a ISCI

 (21,22,23,24)

 

y muestran una reducción de la HbA1c alrededor del 
0,6%. La principal limitación de estos estudios radica 
en que el diseño retrospectivo y no randomizado im-
plica que los pacientes que inician ISCI habían dem-
ostrado previamente una motivación y cumplimiento 
con MDI que previsiblemente mantendrían al pasar al 
tratamiento con bomba. Las diferencias obtenidas en-
tre ISCI y MDI en diferentes estudios aleatorizados son 
menos consistentes, si bien el número de pacientes en 
muchos de estos estudios es pequeño y la duración 
del estudio corta

(20,25,26,27)

. Un reciente estudio de ca-

sos-controles llevado a cabo en 345 pacientes durante 
un tiempo medio de seguimiento de 3,5 años (±2,5 
años), el de mayor tamaño muestral y duración hasta 
la fecha, demuestra una reducción media de la HbA1c 
de 0,6%. Esta diferencia en el grupo con ISCI se man-
tiene significativamente menor respecto al grupo con 
MDI durante un tiempo de seguimiento de 7 años

 (28)

En nuestro estudio, pese a la mejoría observada no 

encontramos diferencias significativas en la HbA1c  an-
tes y después inicio del tratamiento. Es interesante el 
hecho de que la tendencia descendente que obser-
vamos en la cifra de HbA1c en nuestra muestra, que 
inicialmente podría atribuirse a la reeducación diabe-
tológica, mayor motivación y seguimiento más es-
trecho, se mantiene también a los 2 y 3 años de segui-
miento. La  HbA1c sí mejoró en el  60% de los  paci-
entes en los que la principal indicación fue el mal con-
trol metabólico en términos de una elevada HbA1c. 
Posiblemente, si la serie estudiada hubiera sido mayor 
o el grupo más homogéneo en cuanto al motivo de 
indicación podríamos haber encontrado la diferencia 
publicada por otros autores (HbA1c 0,3-0,6% menor 
en el grupo tratado con ISCI). Asimismo, la aceptable 
HbA1c media de que partía nuestra serie también ten-
dería a minimizar esta diferencia pues, como ya hemos 
señalado previamente, la mayor reducción en la HbA1c 
al pasar a ISCI parece objetivarse en aquellos que 

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NSULINA

parten de valores más altos. Por otro lado, considera-
mos insuficiente valorar el impacto de la ISCI sobre el 
control glucémico tomando como única referencia la 
HbA1c. En los últimos años, ha cobrado gran impor-
tancia el concepto de “memoria metabólica” y, aunque 
aún en discusión, hay datos que relacionan la variabili-
dad glucémica con un incremento del riesgo de com-
plicaciones crónicas

 (29)

.  En este sentido, y teniendo en 

cuenta que muchos de los pacientes que en nuestra 
serie iniciaron ISCI presentaban una aceptable HbA1c 
previa pero con gran fluctuación glucémica, creemos 
importante el análisis de esta variable en futuros estu-
dios (por ejemplo, mediante empleo de monitorización 
continua de glucosa).

En general, el tratamiento con ISCI implica una dis-

minución de la dosis de insulina diaria del paciente 

(20,28,30)

. La tendencia observada en nuestro estudio 

también sugiere menores requerimientos de insulina 
con ISCI que con MDI. Este hallazgo parece relaciona-
rse con una mejor absorción de la hormona en la tera-
pia con ISCI debido a su administración fraccionada, 
haciendo más previsible su efecto.  

Aunque tras conocerse los resultados del DCCT, 

surgió la preocupación sobre la posible ganancia pon-
deral con el tratamiento con ISCI, los estudios en po-
blación pediátrica no han corroborado dicho temor

 

(21,24,28)

. Tampoco en nuestro trabajo constatamos una 

diferencia significativa en el IMC tras pasar del trata-
miento con MDI a ISCI. Si bien el tratamiento con ISCI 
facilita la modificación del número de raciones en las 
comidas (y, en consecuencia, proporciona una mayor 
libertad para aumentar la ingesta), en la práctica tam-
bién reduce la necesidad de tentempiés al permitir una 
adaptación más fisiológica  en el aporte de insulina. 

El aumento significativo en el número de glucemias 

capilares diarias que observamos en nuestra serie du-
rante el primer año de tratamiento con ISCI parece 
atribuible a la necesidad de un mayor autocontrol para 
un mejor ajuste de tasas basales y una optimización 
de la insulina prandial mediante el empleo de diferen-
tes tipos de bolos. Asimismo, la facilidad para adminis-
trar bolos correctores en caso de hiperglucemias oca-
sionales determinaría la necesidad de evaluar el efecto 
de dichas correcciones mediante controles glucémi-
cos posteriores. 

En la edad pediátrica, el impacto del tratamiento con 

ISCI sobre las hipoglucemias es muy variable en los 
diferentes estudios. Nuevamente, parecen observarse 
mejores resultados en estudios no aleatorizados 

(8,24,31)

con disminución del riesgo de hipoglucemia grave en 
los pacientes tratados con ISCI. En cambio, los estu-
dios aleatorizados no muestran una diferencia significa-
tiva

 (20,25,26,32,33,34)

. En nuestro estudio no nos propusimos 

como objetivo la comparación del número de hipoglu-
cemias antes y después de iniciar tratamiento con ISCI 
al considerar que carece de rigor metodológico  con-
siderar únicamente las hipoglucemias anotadas en la 

agenda o las halladas en las descargas del dispositivo. 
Creemos que para realizar esta comparación es pre-
ciso un diseño más riguroso que incluyera la monitor-
ización continua de glucosa intersticial con objeto de 
definir con mayor exactitud el tiempo de hipoglucemia. 
En cualquier caso, ninguno de los pacientes de nues-
tra serie presentó una hipoglucemia grave durante el 
tiempo de seguimiento tras inicio de ISCI. 

En cuanto a los episodios de cetoacidosis, la aus-

encia de un depósito subcutáneo de insulina basal en 
el tratamiento con ISCI incrementaría la susceptibili-
dad de cetosis primero, y cetoacidosis (CAD) posteri-
ormente, en caso de interrupción en el aporte contínuo 
de insulina. Algunas revisiones (35,36) muestran estu-
dios con resultados discordantes y señala que, en caso 
de aparecer, los episodios de CAD son más frecuentes 
poco después de iniciar ISCI. Paradójicamente, tam-
bién describen un descenso del riesgo de CAD con 
ISCI en pacientes con episodios previos recurrentes de 
CAD, atribuible a la omisión previa de dosis con MDI y 
al aporte continuo de insulina con la ISCI. En nuestro 
estudio no se presentaron episodios de cetoacidosis 
durante el seguimiento pero sí se registraron dos ca-
sos de cetosis (niveles de 

?hidroxibutirato en sangre 

? 0,5 mmol/L) secundaria a obstrucción del equipo de 
infusión que el paciente y sus cuidadores no supieron 
resolver, por lo que consultaron en Urgencias. 

Las posibilidades que brinda la ISCI (adaptación a 

las necesidades del paciente, administración de muy 
bajas dosis de insulina, mejor cobertura de la ingesta 
con diferentes tipos de bolos, disminución del número 
de inyecciones diarias…) son percibidas por los niños, 
cuidadores y familiares, y representan una mejoría en 
su calidad de vida, siendo pocos los pacientes que 
desean suspender este tipo de tratamiento una vez in-
staurado

 (9)

. En nuestra serie, únicamente en una pa-

ciente se interrumpió el tratamiento con ISCI por indi-
cación del facultativo tras detectarse un trastorno de 
la conducta alimentaria. Aunque nuestro estudio no ha 
evaluado de una forma objetiva mediante el uso de 
escalas el beneficio psicológico y el impacto sobre la 
calidad de vida derivados de la ISCI, sí detectamos 
en nuestra experiencia clínica, al igual que otros au-
tores 

(26,30,37)

, la preferencia de pacientes y cuidadores 

por esta forma de tratamiento y su deseo de continu-
arla. Se precisan estudios que evalúen estos aspectos 
no sólo en pacientes que requieran terapia con ISCI 
debido a las indicaciones mayoritariamente acepta-
das (mal control metabólico, inestabilidad glucémica, 
fenómeno del alba…), sino también en aquellos con 
un adecuado control previo.  De este modo, y  dejando 
al margen el objetivo “glucocéntrico”, pacientes bien 
controlados y que no reúnen ninguna de las indicacio-
nes consensuadas, podrían ser candidatos óptimos a 
la ISCI tan sólo en aras de una mejoría en la calidad 
de vida

(38,39)

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22

S

OCIEDAD

 

DE

 P

EDIATRÍA

 

DE

 A

NDALUCÍA

 O

CCIDENTAL

 

Y

 E

XTREMADURA

Volumen XX Nº 2  Octubre 2013

En conclusión, el tratamiento con ISCI resulta en 

nuestro estudio ser igual de efectivo que el tratamiento 
con MDI en términos de HbA1c, demostrándose como 
una alternativa adecuada, segura y bien aceptada en 
pacientes previamente seleccionados. No obstante, 
consideramos precisos nuevos estudios que evalúen 
la efectividad de la ISCI mediante el análisis de otros 
parámetros como varibalidad glucémica o calidad de 
vida. 

Los autores declaran que no existen conflictos de 

intereses en relación con el contenido del presente 
artículo.

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23

Volumen XX Nº 2  Octubre 2013

E

VALUACIÓN

 

DE

 

LOS

 N

IÑOS

 T

RATADOS

 

EN

 N

UESTRO

 M

EDIO

 

CON

 I

NFUSIÓN

 S

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