Los tumores abdominales suelen presentarse como una masa palpable. Para llegar al diagnóstico correcto, el pediatra debe obtener una anamnesis detallada y realizar una exploración física minuciosa, reflejando su localización, posible organodependencia y extensión. La sospecha clínica inicial puede confirmarse mediante una analítica dirigida y pruebas de imagen adecuadas. Si el paciente presenta un fenotipo peculiar, será de gran ayuda conocer los síndromes que predisponen a desarrollar tumores en esta localización en la infancia. Las características biológicas y citogenéticas del tumor junto con el estudio de extensión de la enfermedad orientarán al plan terapéutico más apropiado para el paciente y su pronóstico.
Desde la consulta de Pediatría de Atención Primaria puede llevarse a cabo una evaluación yuna aproximación diagnóstica adecuada de la mayoría de los trastornos nefrourológicos. En el caso de pacientes con proteinuria, una adecuada historia clínica y exploración física y unas herramientas diagnósticas básicas (material para la recogida de muestras de orina, pruebas de laboratorio y estudios de imagen de primera línea) pueden orientar este hallazgo y diferenciar pacientes cuyo manejo puede desarrollarse de forma ambulatoria de aquéllos otros que precisarán valoración en una unidad especializada.